Siempre recordaré la gozosa sensación de libertad que experimenté cuando, de pronto, entendí lo que la frase NO SE DEBE REACCIONAR significaba para mí y para mi vida en estos momentos con esta pandemia a nivel mundial.
- La vida podía ser transformada.
- Ya no estaba más a merced de la vida.
- Ya no necesitaba reaccionar.
- Nadie podía herirme si tenía en mí la fuerza para no reaccionar.
- La solución estaba EN MÍ.
- Tenía el poder si sabía usarlo.
La vida ya no era mi ama si conseguía volverme pasiva y no reaccionar contra ella…, aprendí a salirme del ruedo y observar el cotarro.
No sabemos el poder que tenemos hasta que la vida te pone contra la pared y comprendes que si no reaccionas creerá que te ha vencido y se alejará de ti en busca de otra víctima, –o sea, engañarla, quedándome inmóvil. Así he sobrevivido a tsunamis y tantos avatares de la vida y en la actualidad, he tenido que volver aponer en práctica.
Tengo que contaros que al ser estudiante de la Antigua y Mística Orden Rosa Cruz (AMORC), he recibido herramientas para consensuar, comparar y sobre todo, tener criterio propio. Es interesante leer el camino que sabios y maestros iluminados recorrieron para conseguir liberarse de ataduras, creencias, etc.; si bien es con mis vivencias y experiencias que podré transcender y así evolucionar como humanidad.
Hay un refrán que mi madre decía mucho: no se aprende en lomo ajeno.
Imagino que a muchos de ustedes esta pandemia del Sars-CoV-2 les habrá tocado los cimientos de sus vidas. Millones de personas han quedado sin trabajo o han cerrado sus negocios, han perdido sus casas, todo lo material. Y esto se puede recuperar o no, tal vez lleve tiempo reponerse. Un golpe durísimo, pero aun así debemos encontrar los medios para conservar la esperanza e ilusión por un mañana mejor.
Solo basta pensar en nuestros antepasados, todo lo que tuvieron que superar. Y ¿qué hicieron? Se adaptaron, sin mirar atrás salieron adelante.
La vida son etapas, nada más. Todo está cambiando a tal velocidad que no nos da tiempo a adecuarnos cuando ya tenemos que adaptarnos a lo nuevo. La tecnología tiene esa facultad, evoluciona en semanas, en meses. Pero, como dice el Dr. Barry Sears, nuestras células todavía están en la era paleolítica. Por tal motivo, estas no reconocen ciertos alimentos y enfermamos. Los hospitales están repletos de enfermedades degenerativas porque nos alimentamos con comida basura, alimentos muertos.
Entonces, Rosa, ¿qué hago?, me dirás. Espera a que amaine la tormenta para salir afuera, observar y, sobre todo, mucha paciencia. La vida me ha enseñado a recogerme y esperar. Mientras espero, dejo fluir mi creatividad, hilvano ideas, proyectos; pienso, imagino y visualizo mi nuevo proyecto ya funcionando. Es una realidad porque he sido su creadora, le he dado vida. La fe, la confianza en mi misma, eso nadie podrá quitármelo nunca.
Esa energía y fuerza interior viven en mí e intento mantener viva esa llama con ilusión y esperanza de un mañana mejor. Visualizo como será el futuro, lo creo en mi mente. Y mientras, me tomo un descanso, medito y recargo las pilas para volver con más fuerza.
Recuerda, mis experiencias a ti no te sirven. Pero sí te digo y te reafirmo que mientras haya vida, hay esperanza de ¡¡Renacer a un nuevo día!!
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