Prueba superada…

¡Hola queridos lectores!

Esta semana deseo compartir la experiencia vivida, para que aquellos que están pasando o van a pasar por este trance. Contarles como lo viví y mi proceso emocional y mental (cómo controlé a la loca del cuarto, la  mente). 

El veintidós de enero, el miércoles pasado, fui operada de la cadera derecha. (Prótesis total) 

Como os contaba en otro artículo, llevaba casi cinco años en lista de espera. La operación estaba programada para marzo del año 2020, pero el Covid, interrumpió la operación. Han sido cinco años muy duros de llevar, con unos dolores y sufrimiento que quienes han padecido artrosis degenerativa saben de que les hablo. El desgaste en las articulaciones era evidente según las radiografías, y solo la prótesis era la solución.  En estos años fui capoteando  los dolores y frenar la degeneración con productos complementarios como el colágeno, acido hialuronico, cartílago de tiburón, omega 3, vitamina D, C  y otros productos.  Tenía la esperanza que llegarán las camas Med Beds, pero los Maestros ascendidos me dijeron «opérate» , como explico en otro artículo. 

 —Recuerdo mientras el enfermero llevaba mi camilla rumbo al quirófano, me decía, —como estás Rosa, tranquila? —Sí, se terminará el sufrimiento al 50%. Al llegar a la entrada del quirófano, vi varias personas que me sonreían y decían, ánimo Rosa, todo irá bien! El equipo del Dr. Walter Javier Gavinoser estaba esperando… Cambio de camilla, postura fetal, lateral, apoyada sobre la cadera izquierda, el anestesista se acerco, me pregunto por mi nombre, —Rosa, sentirás un pinchazo en la espalda y ya está. Ok Dr.  ¿Estás bien, tranquila?  —Sí! estoy bien, gracias.

Mientras operaban oía la conversación e intente desconectar y pensar que el sufrimiento padecido durante casi cinco años estaba a punto de terminar. Oía que se reían y hablaban de sus cosas.  A la hora escuché varios martillazos, oía como que succionaban líquido, una grapadora, clic, clic, clic. Se acerco el enestesista y me dijo, Rosa, ya está, todo perfecto, estas bien? —sí, gracias. 

Al salir del quirófano el equipo del Dr. Gavinoser se habían puesto en fila y al pasar la camilla entre ellos aplaudieron, ¡bravo Rosa! ¡Adiós chicos, gracias! 

Me llevaron a la sala del despertar, donde estuve hora y media. En esa sala habíamos más de diez personas «despertando». Veía a una enfermera correr de una punta a otra, máquinas que sonaba la enfermera gritaba: Rosa respira, Salvador respira!! ¡Francisco despierta! , ya estas operado, vamos Francisco despierta!! —Porfavor avisar a mis hijas que todo ha salido bien! Tranquila Rosa, el Dr. ya esta informando a los familiares. Así una hora y media, observaba al equipo de «despertar» y sentía su enorme profesionalidad, y sobre todo su humanidad, como están pendientes del paciente, cada cinco minutos te pregunta, ¿dolor, todo bien?  

Cuando vino por mi el enfermero que me había bajado al quirófano, sonrió y me dijo: ¡hola Rosa! ya paso, vamos a tu habitación que tus hijas te esperan.  

Por la noche me levante para ir al aseo, camine muy despacio, pero me levante,  cene y a descansar pensé… (al principio tenía tenues dolores, hasta que llame al enfermero y le dije: tengo mucho dolor, del 1 al 10 ¿pregunto? —10 le contesté. Salió corriendo y volvió con un jeringa de analgésico, descanse toda la noche bajo la atenta mirada de mi hija Silvia. (el dolor físico lo soporto muy mal) 

El jueves por la mañana pasó el Dr. Gavinoser, —¿Qué tal Rosa? Muy bien Dr. Anoche un poco de dolor, pero solucionado. (Vino el enfermero, Rosa dolor? Síííí.  del 1 al 10 (10!!!!)  jajajajajaja, El Dr. Walter Gavinoser es Argentino, yo como sabéis nací en Uruguay, o sea, vecinos, para que sufrir Dr?  Nos reímos, en quince días a correr Rosa. La rehabilitación es muy importante, —sí Dr. tranquilo por eso no se preocupe. 

—Bueno Rosa, a casa y siga las indicaciones que dejo en la hoja que le darán. Empiece a gestionar para en seis meses operamos la izquierda. 

Salí del hospital caminando, apoyada del brazo de mi hija Tati, tomamos un taxi y a casa. Esa noche lo pasé bastante mal, con muchos dolores, hasta que por la mañana fueron a la farmacia por el analgésico que tomo cada doce horas que recetó el Dr. Gavinoser. Hago los ejercicios que me mandó la fisioterapeuta, esperando empezar la rehabilitación. 

Honestamente deciros que estoy gratamente sorprendida de la reacción de mi cuerpo. Agradecida a la ciencia y a los adelantos que nos ofrece para poder vivir mejor y con calidad de vida.

Hoy lunes mientras hago estás líneas, solo hace cinco día de la operación. Camino normal, sin andador ni muletas, ¡increíble! Tenía referencias del éxito de esta operación, pero es mucho mejor de lo que me habían dicho. Estoy feliz de haber tomado la decisión de operarme. Amo a mi cuerpo por ser tan agradecido y confiar en mi EGO SUPERIOR. (Quizás sea que practico yoga más de cincuenta años, y eso mantenga mi cuerpo flexible) 

—Mientras me operaban le decía a mi cuerpo; ¡vamos a quedar al 100%!  Relájate y fluye, te pondrán una pieza nueva y caminaremos mejor… ¡Vamos, tu puedes! 

Desde aquí, agradecer al equipo del Dr. Walter Gavinoser y todo el personal sanitario. Donde recibí calor humano y sobre todo profesionalidad. 

Mientras llegan las camas Med Beds, tenemos unos profesionales sanitarios con una gran formación, preparación, profesionalidad y sobre todo, humanidad. Lástima que muchos tengan que emigrar a otros paises para tener sueldos dignos.  

Gracias, gracias, gracias.

Los que me conocéis sabéis mi forma de pensar. La fe, la confianza y la ilusión son parte de mi equipaje. En este tiempo esperando me llamaran para operarme tenía largas charlas con la «loca del cuarto». —Escúchame, confía en los profesionales, operan entre tres y cuatro caderas al día, tienen mucha experiencia, todo saldrá bien.  Si, pero… —ten fe, déjate fluir, confía en mi criterio, quiero lo mejor para las dos… confía.

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sirio77@protonmail.com 

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