Perfecta la explicación, espero te ayude a entender la importancia de CONOCER tu grupo sanguíneo.
En mi libro, explico con más detalle que: El grupo sanguíneo A, tiene la sangre más espesa que el grupo O y B, que es más fluida. Por tal motivo el grupo sanguíneo A, tiene tendencia a sufrir trombos...
Para fluidificar la sangre, el OMEGA3 un ácido graso esencial, ayudaría mucho. Siempre bajo el control/supervisión de un Medico. No te automediques por favor.
La importancia del tipo de sangre y el sistema inmune
Una vez más, intentaré explicar la importancia del grupo sanguíneo. En mi libro, Sí, es posible rejuvenecer sin cirugía estética, desarrollo mi experiencia y explico cómo, adaptando la alimentación al grupo sanguíneo de cada persona, conseguí solucionar miles de alteraciones estéticas. (desde 1990, todos mis tratamientos los trataba adaptando la alimentación al grupo sanguíneo de cada persona).
Usted puede no conocer su grupo sanguíneo. La mayoría de la gente cree que la sangre es un factor inerte, algo que entra en juego solamente cuando se presenta un caso de urgencia. Pero ahora que usted está al tanto de la dramática historia de la evolución de los grupos sanguíneos, comienza a comprender que el tipo de sangre siempre ha sido la fuerza impulsora detrás de la supervivencia humana que cambia y se adapta a los medios ambientes, condiciones y ofertas de alimentos.
¿Por qué es tan importante el tipo de sangre? ¿Cuál es el papel fundamental que ha desempeñado en nuestra supervivencia, no solo hace miles de años, sino en el presente? Su tipo de sangre es la clave para todo el sistema inmune de su organismo. Controla la influencia de los virus, bacterias, infecciones, sustancias químicas, estrés y todo tipo de invasiones y condiciones capaces de comprometer su sistema inmune.
La palabra inmune proviene del término latino inmunis, pero a su vez deriva de una ciudad del Imperio Romano a la que no se exigía pagar impuestos.
¡Si tan solo su tipo de sangre pudiera proporcionarle esa clase de inmunidad!
El sistema inmune contribuye a definir «lo propio» y destruir «lo extraño». Esta es una función crítica ya que sin su sistema inmune podría atacar sus propios tejidos por error o permitir que un organismo peligroso ingresara a las aéreas vitales del organismo. A pesar de toda su complejidad, el sistema inmune se reduce a dos funciones básicas: reconocer lo nuestro y eliminar lo ajeno. En este sentido, su organismo es como una fiesta a la que se asiste únicamente por invitación. Si el extraño cuenta con la invitación correcta, los guardias de seguridad le permitirán ingresar a disfrutar. Si la invitación no existe o ha sido fraudulenta, el huésped es violentamente eliminado.
Composición del grupo sanguíneo
La naturaleza ha dotado a nuestro sistema inmune de métodos muy sofisticados para determinar si una sustancia en el organismo es o no extraña. Un método comprende a los indicadores químicos llamados antígenos, que se encuentran en las células de nuestros cuerpos.
Toda forma de vida, desde el virus más simple hasta los seres humanos mismos, tiene antígenos únicos que forman parte de su identidad química.
Uno de los antígenos más poderoso en el organismo humano es el que determina su tipo de sangre. Los antígenos de los diferentes tipos de sangre son tan sensibles que cuando actúan eficazmente constituyen el mejor guardián de seguridad del sistema inmune. Cuando su sistema inmune evalúa un elemento sospechoso (es decir, un antígeno extraño de las bacterias), una de las primeras cosas que considera es el antígeno de su tipo de sangre para establecer si el intruso es aliado o adversario.
Cada tipo de sangre posee un antígeno diferente, con su propia estructura química especifica. Su tipo de sangre se clasifica por el tipo de antígeno que usted posee en sus glóbulos rojos.
Si usted es del grupo X Tiene este antígeno.


El tipo de sangre A se forma cuando al antígeno O (fucosa) se le suma una azúcar denominado N-acetil –galactosamina. De modo que el antígeno O más la N-acetil-galactosamina constituyen el grupo sanguíneo A.
El tipo de sangre B también se basa en el antígeno O (fucosa), pero tiene un azúcar diferente sumado denominado D-galactosamina. De modo que el antígeno O más la D-galactosamina constituyen el grupo sanguíneo B.
El tipo de sangre AB se basa en el antígeno O (fucosa) más dos azúcares,la N-acetil-galactosamina y la D-galactosamina. De modo que el antígeno O más la N-acetil-galactosamina y la D-galactosamina constituyen el grupo sanguíneo AB.
PD: El grupo sanguíneo O + y O -, no tiene antígenos, (por eso es donante universal), sí tiene anticuerpo anti A y anti B. (Mirar la lámina de más arriba).

Los antígenos crean anticuerpos
Bomba inteligente del sistema inmunológico
Cuando el antígeno de su tipo de sangre percibe que un antígeno extraño ha ingresado en el sistema, lo primero que hace es crear anticuerpos contra este antígeno. Estos anticuerpos, sustancias químicas especializadas producidas por las células del sistema inmune, están destinados a perseguir y atacar al antígeno extraño para destruirlo.
Los anticuerpos son el equivalente celular de la bomba inteligente de los militares.
Las células de nuestro sistema inmune elaboran incontables variedades de anticuerpos, y cada uno está específicamente destinado a identificar y atacar a un particular antígeno extraño. Una batalla continua se libera entre el sistema inmune y los intrusos que tratan de cambiar o transformar sus antígenos en alguna nueva forma que el organismo no reconozca. El sistema inmune responde a este desafío con un número siempre creciente de anticuerpos.
Cuando un anticuerpo se encuentra con el antígeno de un intruso microbiano, se produce una reacción denominada aglutinación (literalmente un encolado). El anticuerpo ataca al antígeno viral y lo torna muy pegajoso. Cuando las células, los virus, los parásitos y las bacterias son aglutinados, se adhieren firmemente, lo que hace más fácil eliminarlos. Como los microbios deben confiar en sus escurridizos poderes de evasión, este mecanismo de defensa resulta muy eficaz. Es como esposar a todos los criminales juntos; llegan a ser muchos menos peligrosos que cuando se les permite merodear libremente. Al limpiar el sistema de células extrañas, virus, parásitos y bacterias, los anticuerpos agrupan a los elementos indeseables para facilitar su identificación y eliminación.
El sistema de antígenos y anticuerpos del tipo de sangre tiene otras funciones además de detectar a los microbios y otros invasores. Hace aproximadamente un siglo, el Dr. Karl Landsteiner (https://www.wikiwand.com/es/Karl_Landsteiner), un brillante médico y científico austriaco, también descubrió que los tipos de sangre producían anticuerpos para otros grupos sanguíneos. Su descubrimiento revolucionario explicó por qué algunas personas podían donar o recibir sangre, mientras otras no podían hacerlo. (Incompatibilidad)
PD: El tipo de sangre O contenía anticuerpos contra los tipos A y B. Los tipos A, B y AB serían rechazados. Por lo tanto, el tipo O no podía recibir sangre de nadie más que de otro tipo O. Pero al no poseer antígenos del tipo A ni del B, podía donar sangre a todos los demás. ¡El tipo O es el donante universal!
El tipo de sangre AB, no posee anticuerpos, o sea es el receptor universal. Puede recibir sangre de todos los grupos sanguíneos.
La aglutinación reveló muchos otras cosas más. También se descubrió que algunos alimentos aglutinan las células de ciertos tipos de sangre (de una manera similar al rechazo), pero no de otros. Esto significa que un alimento que puede ser perjudicial para un tipo de sangre, puede ser beneficioso para las células de otro tipo. Curiosamente, muchos de los antígenos de esos alimentos tenían características análogas a los tipos A o B. Este descubrimiento proporcionó el nexo científico entre tipos de sangre y la dieta. Sin embargo, sus consecuencias revolucionarias quedarían relegadas y olvidadas durante la mayor parte de este siglo hasta que un grupo de científicos, médicos y nutricionistas comenzó a investigar la conexión.
Lectinas, la conexión con la dieta
Se produce una reacción química entre su sangre y los alimentos que usted come. Esta reacción es parte de su herencia genética. Es sorprendente, pero cierto, que hoy, en las postrimerías del siglo veinte, los sistemas inmune y digestivo todavía mantengan una preferencia por los alimentos que comían nuestros antepasados y con los que compartimos el tipo de sangre.
Sabemos que esto se debe a un factor conocido como lectinas. Las lectinas son proteínas abundantes y diversas que se encuentran en los alimentos, y tienen propiedades aglutinantes que afectan su sangre. Son un medio poderoso que utilizan los organismos de la naturaleza para atacarse entre sí. Muchos gérmenes, e incluso nuestro propio sistema inmune, utilizan este superaglutinante para su beneficio. Por ejemplo, las células de los conductos biliares de nuestro hígado tienen lectinas en su superficie para ayudarles a capturar bacterias y parásitos. Las bacterias y otros microbios también tienen lectinas en su superficie, que les permiten adherirse a las mucosas del cuerpo. A menudo, las lectinas utilizadas por los virus o bacterias pueden ser específicas para un tipo de sangre, haciendo que esa sangre se torne viscosa(espesa) y genere trombos.
Lo mismo ocurre con las lectinas en los alimentos. Dicho en otras palabras, cuando usted ingiere un alimento que contiene proteínas lectinas incompatibles con su antígeno de la sangre, esas lectinas atacan un órgano o sistema orgánico (riñones, hígado, cerebro, estómago, etc.), y comienzan a aglutinar las células en la zona.
Algunas lectinas de los alimentos tienen características muy análogas a ciertos antígenos de la sangre, lo que los convierte en adversarios entre sí. Por ejemplo, la leche tiene propiedades parecidas al tipo B. Si una persona del grupo sanguíneo A bebe leche, su sistema inmediatamente comenzará el proceso de aglutinación a fin de rechazarla. He aquí un ejemplo de cómo una lectina aglutina en el organismo. Supongamos que una persona del tipo A come un plato de habas. Las habas se digieren en el estómago a través de un proceso de hidrólisis ácida. Sin embargo, la proteína lectina es resistente a la hidrólisis ácida. No llegan a ser digeridas, sino que permanecen intactas. Pueden interactuar directamente con las paredes del estómago o del tracto intestinal, o ser absorbidas en el torrente sanguíneo junto con los nutrientes de las habas digeridas. Las diferentes lectinas afectan a diferentes órganos y sistemas orgánicos. Una vez que la proteína lectina intactase instala en algún lugar del organismo, literalmente tiene un efecto magnético sobre las células de esa área. Esta aglutinación provoca el síndrome de intestino irritable o de cirrosis hepática, o bloquea la irrigación sanguínea renal por nombrar sólo algunos efectos.
Las lectinas: un aglutinante peligroso
Quizás, usted recuerde el extraño asesinato de Gyorgi Markov, https://en.wikipedia.org/wiki/Georgi_Markov, que fue asesinado por un desconocido, mientras aguardaba un autobús. Inicialmente, la autopsia no pudo determinar cómo se llevo a cabo. Tras una investigación minuciosa, se encontró una diminuta bolita de oro incrustada en la pierna de Markov. Se comprobó que la bolita estaba impregnada con una sustancia química llamada ricina, que es una lectina tóxica extraída de la semilla del ricino. La ricina es un aglutinante tan potente que incluso una cantidad infinitesimal puede provocar la muerte al convertir rápidamente los glóbulos rojos en grandes coágulos que obstruyen las arterias. La ricina mata de forma instantánea.
Afortunadamente, la mayoría de las lectinas que se encuentran en la dieta humana no son tan peligrosas para la salud, si bien pueden causar una serie de trastornos, especialmente si son específicas para un tipo de sangre en particular. Por lo general, nuestro sistema inmune nos protege de las lectinas. El 95 por ciento de las lectinas que absorbemos de nuestra dieta típica son desechadas por el organismo. Pero al menos un 5 por ciento de lo que ingerimos se filtran en el torrente sanguíneo donde reaccionan y destruyen los glóbulos rojos y blancos (causando con el tiempo problemas de salud).
La acción de las lectinas en el tubo digestivo puede ser aún más poderosa. A menudo crean una aguda inflamación de la mucosa sensible de los intestinos, y su acción aglutinante puede parecer una alergia a los alimentos. Incluso una cantidad diminuta de lectina es capaz de aglutinar un gran número de células si ese particular tipo de sangre es opuesto o reactivo. (Tengo mi sobrino Javier que ahora a sus 48 años, descubrió que era alérgico al tomate: las lectinas del tomate inflaman el aparato digestivo del grupo A). O sea, pueden pasar años hasta que un día el cuerpo empieza a protestar. Muchas personas dicen: «Si como eso desde siempre».
Esto no quiere decir que usted repentinamente tenga que ser cauteloso con todos los alimentos que come. Después de todo, las lectinas son muy abundantes en las legumbres, las frutas y los vegetales. NO es fácil pasarlos por alto.
La clave es evitar las lectinas que aglutinan sus células en particular, lo cual está determinado por su tipo de sangre. Por ejemplo: el gluten, la lectina más común que se encuentra en el trigo y otros granos, se adhiere a las paredes del intestino delgado, causando una considerable inflamación e irritación dolorosa en algunos tipos de sangre, especialmente en el tipo O.
Las lectinas varían ampliamente de acuerdo con su origen. Por ejemplo, la lectina que se encuentra en el trigo tiene características diferentes a la lectina de la soja y se une a una combinación diferente de azúcares; cada uno de estos alimentos es peligroso para algunos tipos de sangre, pero beneficioso para otros.
Por lo común, el tejido nervioso es muy sensible al efecto aglutinador de las lectinas de los alimentos. Esto puede explicar por qué algunos investigadores consideran que las dietas antialérgicas pueden ser beneficiosas para el tratamiento de ciertos tipos de trastornos nerviosos, como la hiperactividad. Un grupo de investigadores rusos ha observado que los cerebros de los esquizofrénicos son más sensibles al aditamento de ciertas lectinas comunes en los alimentos. Las inyecciones de lectina de la lenteja en las articulaciones de la rodilla de conejos no sensibilizados produjeron una artritis reumática. Muchas personas con artritis piensan que el hecho de evitar los vegetales solanáceos, como el tomate, la berenjena y la patata blanca parece ayudarle con su artritis. Esto no es de extrañar ya que la mayoría de las solanáceas tienen un alto contenido de lectinas.
Las lectinas de los alimentos también pueden interactuar con las superficies receptoras de los glóbulos blancos, programándolas para que se multipliquen rápidamente. Estas lectinas se denominan mitógenos porque hacen que los glóbulos blancos generen la mitosis, el proceso de reproducción. No espesan la sangre aglutinando las células; simplemente se adhieren a las cosas, como las pulgas a un perro.
Ocasionalmente, el médico de guardia en una sala de emergencia se enfrenta con un niño muy enfermo —pero en otros aspectos aparentemente normal— y ve que tiene un recuentro de glóbulos blancos muy alto. Si bien la leucemia pediátrica es por lo general lo primero que se piensa, el médico precavido preguntará a los padres, ¿su chico ha estado jugando en el jardín? Si la respuesta es afirmativa. ¿Estuvo comiendo hierba o poniéndose plantas en la boca? A menudo resulta que el chico ha comido las hojas o tallos de una hierba mala que contiene una lectina capaz de estimular la producción de glóbulos blancos.
Cómo detectar sus lectinas perjudiciales
A menudo he escuchado a los pacientes insistir en que siguen la dieta para su tipo de sangre al pie de la letra y que evitan todas las lectinas contraindicadas, pero sé que no lo hacen. Muchas veces dicen sorprendidos: ¿Cómo lo sabe? Lo sé porque los efectos de las lectinas sobre los diferentes tipos de sangre no son solo una teoría. Se basan en la ciencia. Hay un barómetro científico más directo que se puede utilizar para medir la presencia de lectinas en su sistema. El barómetro es una simple prueba de orina denominada escala Indican. La escala Indican mide un factor llamado putrefacción intestinal. Cuando el hígado y los intestinos no metabolizan apropiadamente las proteínas, generan subproductos tóxicos denominados índoles. El nivel de estos subproductos tóxicos aparecen en la escala Indican. Si usted evita los alimentos que contienen lectina tóxica, o que son difíciles de digerir para su tipo particular de sangre, su escala Indican será baja. Si, por otro lado, usted consume regularmente alimentos con un alto porcentaje de lectinas o difíciles de digerir, su escala Indican será alta, lo que significa que usted tiene un alto potencial de sustancias carcinógenas en su organismo.
He aquí la razón: la escala Indican muestra que un carcinógeno que ingresa a su sistema magnifica hasta noventa veces el efecto que experimenta alguien para quien dicha sustancia no es tóxica. Por ejemplo: Si un individuo del grupo sanguíneo A come alimento procesado o un embutido —como un salchichón de Bolonia—los nitritos magnifican noventa veces el efecto negativo que experimentaran porque el tipo A es particularmente susceptible al cáncer de estómago y a los efectos tóxicos de los nitritos. (https://es.wikipedia.org/wiki/Nitrito)
El o los pacientes promedio llega a mi consulta con un 21/2 sobre la escala Indican, más toxicidad de la suficiente para indicar un trastorno. Lo positivo es que después de solo dos semanas de seguir fielmente la dieta para el tipo de sangre, la escala Indican de esa persona desciende a 1 o incluso a 0.
Esta puede ser la primera vez que usted ha escuchado hablar de la escala Indican, pero ha sido ampliamente utilizada en la medicina convencional durante los últimos cincuenta años, y todos los laboratorios comerciales la efectúan. Aunque parezca irónico, hace solo un año, varios grupos de laboratorios importantes interrumpieron su uso porque no había suficientes personas que la solicitaran.
Estoy segura de que a medida que la gente comience a comprender mejor la asociación entre la lectina y el tipo de sangre, la escala Indican resucitará. Mientras tanto, pídale a su médico o neurópata que le mande hacer la prueba.
Yo trabajo con los laboratorios Teletest, donde también pido el perfil de ácidos grasos, y otros análisis desde hace muchos años. http://tele-test.es/
Espero haberle ayudado a comprender por qué ciertos alimentos le caen mal. Llevo aconsejando este sistema de alimentación desde el año 1990 en que superé un cáncer, y además conseguí solucionar miles de alteraciones estéticas en el centro que regentaba.
«Hoy me pregunto ¿Por qué con la pandemia que está padeciendo la humanidad, nadie explica como reforzar el sistema inmunológico? ¡Amigos, nuestro organismo es perfecto! Ayudémosle, reforcemos nuestro sistema inmune, el nos defenderá de todo intruso…»
Ya lo dijo Hipócrates hace más de 2000 años:
«Que tu alimento sea tu medicamento y tu medicamento tu alimentos»
PD: Extraído del libro: Los Grupos Sanguíneos y la Alimentación -Peter J. Adamo y apuntes de talleres de formación en estos años.
Para más información:
Skype: rosairazuste
Email: imixuuk1948@gmail.com
Web: http://www.metamorfosiscelular.amawebs.com