¡Hola amigos!

¡Otra semana! Donde compartiré lo que pienso cuando pasan los años…, un tema que lo estoy viviendo con ilusión y alegría: ¿Cómo pasan los años verdad?

Es verdad lo que dice la lámina de arriba, con el tiempo todo va cambiando, pero sobre todo, solo quieres vivir tranquilo.

Casualmente hablaba con un amigo sobre este tema, él, es muy joven, solo tiene cuarenta y tres años, pero un alma muy vieja…, es un sabio.

Cuando eres consciente que la vida se escurre entre tus dedos como agua de mayo, intentas aprovechar cada minuto, disfrutar de cada día, porqué cada día es un milagro.

Muchas veces recapitulando el recorrido me digo, —no quitaría una coma de lo vivido, porque es parte de mi historia.

Un día hablando con mi hija pequeña, Tati, le contaba como fue mi niñez, y  juventud, como conocí a su padre y como salimos del Uruguay a forjarnos un futuro, el con veinte  y yo con diecisiete años lejos de nuestras familias con mi hijo Danny, de solo dos años.  

Deberíamos contarles a nuestros hijos nuestra historia y la de la familia, porque son sus raíces, qué sepan quiénes son sus ancestros. De pequeña me pasaba horas escuchando a mi abuela Rosa, ella, era inmigrante de Italia, me mostraba fotos de su ciudad, me explicaba sus costumbres, sus ilusiones, sus idas y venidas y como llegó a Uruguay. Lo mismo el abuelo Miguel, decía que había nacido en un pueblo Getxo frontera con Francia… (Cuando llegamos a España año 1971, investigue un poco y resultó que el abuelo Miguel había nacido en San Sebastián, y se había criado en Getxo, —lo explico en mi libro, buscando la procedencia de mi apellido Irasuzte, era Irazusta).

Entonces con el paso de los años, es cuando vas entendiendo de que va la vida.

—No quiero ser aguafiestas—, he conocido muchas personas que al llegar a los setenta, ochenta o más, me han dicho: tengo la sensación, que me han estafado, la vida es otra cosa. —Personas que dedicaron su vida a trabajar, pagar hipotecas, coches, etcétera. Pero, ¡no lo veas así! La materia, necesita materia, o sea, dinero, hay que comer, pagar la luz, teléfono, hipoteca, alquiler, seguros, vestirte, pagar la educación de los hijos, eso forma parte del sistema que la humanidad ha creado. Lo importante es que los días que te queden por vivir, lo vivas con plenitud y agradecimiento de haber tomado conciencia, de saber que la vida era otra cosa. (Cuando regreses, seguro que vivirás de otra manera, no te dejarás atrapar por lo material, lo justo, pero no hipotecarás tu vida al servicio del dinero o lo que haya en esa época).

Y del amor que os voy a contar, me divierte mucho hablar de este tema con amigos, ¡Madre mía! Cuantas locuras hemos hecho en nombre del amor ¿verdad? Con el tiempo y los años, aprendes a valorar y enamórate del alma de las personas.

—Tengo en mi retina y memoria a mamá y Julio, para mamá fue el amor de su vida, nunca le pregunte a Julio, pero seguro que mamá también fue el amor de su vida. Nunca vi tanto amor, como lo cuidaba, mimaba, ella partió enamorada de su Julio. (Un matrimonio que duró más de cincuenta y cinco años, yo tenía catorce años cuando se casaron) Recuerdo conversaciones sobre el amor con mamá y ella decía: que el amor entre dos seres humanos es sentirte dentro del otro. Que con una mirada ya sabes que quiere el otro, muchas veces las palabras sobran. (Hoy Julio, vive acompañado de sus recuerdos, esperando reunirse con su “vieja” como la llamaba el).

Entonces amigos, los años nos dan serenidad, reposo, confianza, esperanza e ilusión de amanecer un día más.

¡Vivir es maravilloso!

Vivamos agradecidos y si podemos llevarnos lo aprendido, me doy por satisfecha.   

Expliquemos a nuestros hijos, nietos y demás familia que somos de todos lados, nuestros ancestros han viajado mucho y han dejado sus semillas por donde han pasado. No hay raza pura, es imposible, mirando este vídeo a millones de personas se les ha caído el velo… (Todos juntos formamos una Unidad, somos hermanos)

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