¿Qué camino me llevará a mi meta?
¡Hola queridos lectores! , aquí vamos con herramienta.
—Confucio decía qué primero hay que armonizar la «personalidad», para entender lo DIVINO…
Conozco muchas personas que acuden a cursos, talleres en busca del conocimiento DIVINO. Sin percatarse que es en la MATERIA/CUERPO, donde debemos trascenderlo para subir a planos superiores.
En estos siete semanas os dejo el «CAMINO» qué, desde mi experiencia, debemos realizar para adquirir las herramientas necesarias para entender lo DIVINO.
Una vez más, comparto mi experiencia.
¿Qué son las emociones?
Las emociones son reacciones que todos experimentamos: alegría, preocupación, tristeza, miedo, ira… Son conocidas por todos nosotros, pero no por ello dejan de tener complejidad. Las sentimos muchas veces, sí, aunque no siempre somos conscientes de que su mal manejo puede acarrear un bloqueo o incluso una enfermedad.
Estas son algunas de las situaciones y reacciones fácilmente identificables que se producen habitualmente en los seres humanos:
- Temor a perder la vida o ante la amenaza de un resultado negativo: reaccionamos luchando, huyendo, manteniendo el estado de alerta o paralizándonos.
- Confrontación de intereses con nuestros semejantes: reaccionamos con ira o enojo.
- Pérdida de un ser querido: reaccionamos con tristeza y empatizamos con las personas que nos apoyan.
- Celebración de un éxito o enamoramiento: reaccionamos con exaltación.
- Esfuerzo ante un desafío: reaccionamos con satisfacción y alegría.
- Ante personas que necesitan nuestra ayuda: reaccionamos de manera rápida y altruista aun a riesgo de nuestra seguridad.
En todos los casos, estas reacciones nos ayudan a afrontar mejor esas situaciones.
Para explicar más profundamente los cambios que experimentamos, vamos a centrarnos en el miedo que, por ejemplo, sentimos ante una situación de peligro en la que puede estar en juego nuestra propia vida.
A nivel cognitivo, en lo que concierne a nuestra capacidad de comprensión, juicio, memorización y razonamiento, el miedo puede hacernos perder la capacidad de controlar nuestra conducta y hacer que reaccionemos de manera similar a otras especies menos evolucionadas como los reptiles. Es decir, trataremos de decidir si tenemos más posibilidades de sobrevivir luchando, huyendo o quedándonos paralizados. Esta manera de reaccionar, este “programa”, reside en la amígdala en la parte más profunda de nuestro cerebro. En este órgano “emocional” no tenemos conciencia ni capacidad de decisión, y además, en él quedan registrados los sucesos que hemos vivido y las sensaciones que hemos percibido, lo que hace que no nos olvidemos de lo que nos ha pasado y tratemos de evitarlo en un futuro. (El subconsciente)
En lo que se refiere al nivel fisiológico y dependiendo de la conducta que vayamos a desarrollar ante la situación, se activará una serie de respuestas procedentes de diferentes sistemas: tensión muscular, presión arterial, ritmo respiratorio, temperatura periférica, sequedad en la boca etc., que nos prepararán de diferente manera según la respuesta.
A nivel subjetivo, experimentaremos una serie de sensaciones físicas, intensas, desagradables y descontroladas que, junto con los cambios cognitivos y algunos pensamientos sobre el peligro y sus consecuencias, harán que tengamos una experiencia de terror única e imborrable.
Ya hemos analizado cada una de las tres respuestas que se producen. La suma de todas ellas es lo que provocará nuestro comportamiento —ya sea lucha, huida o paralización— para salvar la vida e intentar no volver a vernos en una situación similar de peligro.
Por otra parte, hay reacciones emocionales que se producen ante situaciones que no hemos vivido todavía: cuando las anticipamos o las imaginamos. Un claro ejemplo es lo que sentimos cuando vemos alguna escena en alguna película, leemos algún texto o recordamos o pensamos en algún suceso.
El tono hedónico, el placer que experimentamos o la sensación agradable o desagradable son “la sal de la vida”. Es algo esencial para la memoria, para la toma de decisiones, para nuestros juicios y razonamientos, para nuestra conducta, nuestras relaciones sociales y nuestro bienestar:
- Las experiencias emocionales son las más valoradas. Los recuerdos que conservamos son mayoritariamente emocionales.
- Necesitamos tensión emocional para decidir.
- Decidimos muchas veces de manera emocional.
- Las emociones nos preparan, nos motivan y nos guían.
Hay otra serie de términos y conceptos muy relacionados con este tema como, por ejemplo, los sentimientos. Estos son palabras mayores, más duraderas que las emociones, que son temporales. Los sentimientos, están más vinculadas a la reflexión. Los sentimientos no suelen estar relacionados con sensaciones físicas intensas, son más suaves y no ponen en marcha comportamientos de manera inmediata. Para comprenderlo mejor, podemos hablar de la reacción emocional de miedo ante una serpiente que hemos visto en el campo; mientras que hablaríamos de sentimiento de miedo hacia las serpientes, algo más general y no vinculado a una situación determinada.
Otro concepto es el estado de ánimo. Un sinónimo podría ser la “vivencia emocional” y, como el sentimiento suele ser más intenso y más prolongado que la emoción. Suele usarse mucho esta expresión al hablar de una persona que tras una pérdida importante se encuentra deprimida y tiene episodios frecuentes de tristeza. El estado de ánimo contrario sería el alegre.
El término afectividad englobaría todos los anteriores, incluidas las emociones, y es el término más genérico de todos.
Finalmente, hay que distinguir entre un estado emocional y una característica inherente a un individuo. No es lo mismo estar nervioso o ansioso por el examen que vamos a tener hoy que ser nervioso. El primer caso es una situación temporal que finaliza cuando se hace el examen, sin embargo, en el segundo hablamos de un rasgo de la personalidad que acompaña al individuo en diferentes situaciones a lo largo de su vida.
Según mis vivencias, las emociones son el animalito que todavía tenemos dentro sin domesticar.
Cuántas veces hemos oído que en alguna reunión o celebración, en un momento de discusión subida de tono, alguien agredió o mató a un familiar, amigo, etc.; y que después esa misma persona lloraba arrepentida diciendo que no se dio cuenta de lo que hacía. No supo controlar las emociones y menos al animalito que todavía vive dentro de ella. De hecho, hay estudios científicos muy interesantes que sostienen, que dependiendo del alimento que consuman ciertos reclusos, se puede cambiar y controlar la conducta de cualquier individuo.
—Pensad, la MATERIA/cuerpo, se forma de lo que mamá consumió en el embarazo, después, mi ENERGÍA/sangre se forma de mis alimentos, y mis EMOCIONES/actitud ante la vida, nacen de como sea mi sangre, alcalina o ácida… Es un campo tan amplio que aquí hay mucho debate, lo sé.
—Cada «piso» equivale a un camino recorrido como humanidad. Aprender a conocer y dominar cada etapa nos ayuda a evolucionar. La conquista de la materia se alcanza cuando conseguimos escalar a niveles superiores. Ya que actualmente el hombre, navega en los primeros cuatro pisos, pero hay tres pisos más. Ahí debemos intentar llegar en cada vida.
Hoy, hemos recorrido el tercer piso, las emociones.
Fuente: https://www.vivianaalzatepsicologa.com/hola-mundo/
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